lunes, 27 de julio de 2015

Mariana Enríquez. LOS PELIGROS DE FUMAR EN LA CAMA. Lima: Santuario Editorial, 2015. 163 páginas.




Mariana Enríquez. LOS PELIGROS DE FUMAR EN LA CAMA. Lima: Santuario Editorial, 2015. 163 páginas.

 

            El libro de Mariana Enríquez es un conjunto de cuentos de terror de estilo clásico, que se nutre tanto de la tradición argentina como de la cultura e imaginario popular, pero que expresa, además, una herencia del cine de David Cronenberg o Atom Egoyan. El principal eje de libro es su aproximación a lo real que muchas veces lleva a los personajes a situaciones en las que lo siniestro y el horror cobran vida en espacios vacíos o en  presencias fantasmales que retornan porque –como afirma Slavoj Žižek– “no están adecuadamente enterrados” (como ocurre en “El desentierro de la Angelita”, “El mirador”, “Chicos que faltan” y “Cuando hablábamos con los muertos”). Esa cosa real que se siente próxima es la generadora del efecto del miedo. En varios cuentos el terror se hace presente en espacios periféricos de la urbe, lejos del caos cotidiano, y más próximos a la naturaleza. Los miedos de la infancia cobran vida, así como la esfera de lo sexual y los ritos de iniciación relacionados a este construyen un universo en el que son reales las brujas, los maleficios, pero también lo anormal y las parafilias. La mujer monstruo adquiere potencia en los relatos como ser marginal y transgresivo: como un ser otro.

            El libro es un conjunto perfecto de relatos de terror físico, que bajo las formas de lo natural encubre una dimensión sobrenatural, es decir, a pesar del carácter realista de muchos cuentos la ambigüedad  y la vacilación potencian aún más el terror. Enríquez muestra un gran dominio de las técnicas, estructuras y códigos del género. A la vez, esto le permite trastocar relatos clásicos como “El corazón delator” de E. A. Poe en “Dónde estás corazón”; “Los niños del maíz” de S. King en “Chicos que faltan”; o ecos lovecraftnianos en “Carne”, en todos con gran originalidad. Si bien hay una causa-efecto en todos los cuentos  que explican la irrupción posible de lo fantástico (por ejemplo, el maleficio, o el milagro siniestro), solo en “Chicos que faltan” no se llega a tener una explicación que se ajuste a la experiencia de la realidad como algo compartido. El libro de Enríquez es un libro recoge lo mejor de la tradición y lleva al lector a finales insospechados y perfectos.

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos